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Le digo,
a más de 45 minutos de su cuerpo,
45 y algo más si sobre ruedas voy.

Le respondo: "es viernes y soy yo mi propia jaula"

.


Ya no eran tan sólo los pies
apartados de los suyos,
era el tiempo medido en calles
sin palabra pronunciada.

Carcomido el lazo
por qué tardó la orfandad en llegar a mis manos.

No eran sólo lo pies,
eran mis palmas húmedas, sudor de llanto,
la cabeza girando y la avenida derecha,
el arco de las pestañas de aquel que bajó los párpados.

Un arco hermoso que se extendía
hacia el blanco de la ceguera.

Cada mañana será lo que no fue antes del invierno,
sólo he detenido los trazos,
el dibujo inconcluso
y la respiración acelerada en el silencio

10.06.13


Yo era dos, a veces tres,
algunos días, cuatro.
A estas horas soy sólo una,
sólo una que se basta.
No, soy
una que resulta nula,
ninguna,
absoluta e infinita como un dios que no es.

Soy
lo que resta de mí misma,
ave gris echada del nido,
calle pálida de invierno.
Soy
mis escombros recogidos,
lo que no he sido en un tiempo pasado,
derribo anunciado a una ciega que en vueltas danza.

Mas,
aún soy,
la del olvido fluido y fusilante.
Soy una engendrándose a sí misma,
la tarde que usted no será sin mí,
el color que no seré sin usted.

Soy,  por ahora basta. 

Liencassé # 2


Dejaré que los ríos me inunden melancolía,
que mi sangre sea líquido deslucido
por donde una vez pasó su nombre.

Dejaré que el viento eche los papeles al olvido y a su deriva,
que mis manos permanezcan frías y perdidas en mi sueño incompleto,
que el desgano me posea,
que pasen cuatro buses para quedar a solas en mi estación,
que los deberes,  las cuentas  y las palabras se acumulen
y que el entusiasmo al  fusilarme me lleve a rastras al paredón.

Guardaré la angustia en mi silencio de biblioteca,
las noches dormidas en la almohada de su cama,
el piyama a cuadros y a su ser infante perseguido,
noctámbulo grito de pesadilla.

(no concluso, mal engendrado)

Liencassé # 1


Qué eran tus manos sino dos aves huidizas
la noche ha acaecido y mis ojos aún más abiertos que el alba
cómo te es posible ocultar las tímpanos ante el sollozo.

Hay una niña en altamar bajo el cielo azulino
qué es la libertad, se pregunta
el cielo aún no responde,
tampoco el eco de las voces de ultramar,

Cómo pretendes ocultar el llanto,
atragantándolo en la acidez de la epiglotis,
Decidirás irte en un velero sin rumbo.

Nadie preguntará tu ausencia.

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Observa el charco donde tu rostro ha caído
y estremécete.

dicen que la primavera arribó el 23
pero hoy casi a mitad de noviembre
la tarde se despide en traje húmedo y gris
yo no tengo nada que ofrecerte
las manos me han quedado vacías de tanto atrapar al viento
es más, nada quiero otorgarte
nada más que mis fieras muertas y mis malos sueños enlodados.

Durante un tiempo no me he sentido más que carne exhibida.

Una anatomía sugerente en medio del anfiteatro romano