Distonía mía movement # 2



Burroughs se equivocó conmigo, a mi la desgracia me vino en forma de gato y tal vez yo le vine a muchos en tal forma. He aquí, me saco el sombrero y me quedo, completamente desnuda porque la falda me queda demasiado corta y el miedo no tiene suficiente sábana para cubrirme. He aquí yo, con un moretón de brazo izquierdo porque siempre he sido una diestra desviada, una diestra desviada que se inyecta de mala forma, de mala gana y con una madre que olfatea el químico en los cabellos que restan en la bañera.

Y sin moverme, estado de putrefacción, me estoy pudriendo y sonrío porque ¿no has visto a las manzana pudriéndose?, haciéndose arena acuosa hasta que ¡blam blap! Estrechas la mano sobre su superficie y se abren como capullos totalmente putrefactos y dibujándote una gran boca que, según yo, me sonríe. Pues así se puede, puedes sonreír y estar pudriéndote paralelamente. ¡Paralelamente! Parar lo lelo, lo pasmado, lo fatuo, aquella falta de razón en la que inmerso, aquel universo paraloslelos

Y sólo es haber tomado aquel tren de despedida ante tanto desapego y acabar aquí, en esta estación de piel roída de tanta intravenosa de tanta intramuscular, no me vuelvas a preguntar ¿IV o IM? Todo es la misma mierda, mierda es lo mismo, Todo. Déjame sentada en el borde la bañera, no creo que me ahogue la marea ante mi ignorancia al nadar, quizás la ignorancia no nos conduzcan a la felicidad, pero al menos, nos libera de las dudas, mas...

¡vamos Gioia qué hipocresía por parte tuya!

¿Qué sería yo sin mi marea de dudas, sin mis preguntas sin respuestas, sin mi hipocondría mental?

Es la bañera, la radio en Filarmónica para no escuchar más voces que recorren este laberinto y vaya, mi pequeño Minotauro totalmente dopado, mea culpa, mea culpa meada dentro de la honda tina, sólo ve, camina, no vuelvas la mirada atrás. Y allí esa imagen, la más preciosa, lubricada en sueños de la glándula pineal: de espaldas pelo atado en alto y el cuello reluciente en contraste con la bañera percudida de tanto paso en falso de tanta caída en el rostro de tanto Marat muerto en el pecho de mi bañera.