Fratelitá


Una invocación a nuestras horas de brujas y de escandalosos trazos eróticos, un verso de aquellos poetas muertos que habita en nosotras, poetas que sembraron flores del mal en nuestros cuerpos en crecimiento, materia impúber que apedrea la frontera próxima de la adultez.

Porque me encuentro feliz, porque me reflejo en el espejo y logro percibirte a mi lado, porque puedo saber que nuestras temporadas compartidas entre barrotes de escuela, en el pavimento de un recreo o en el hilo de saliva de una línea telefónica conservan confesiones de deseos, conspiraciones de huída de nosotras mismas, de huída de las prisiones de embustera comodidad que nos albergan. Manos y oídos cómplices en este campo minado por pasajeros de trenes efímeros, mas tú persistes como pequeña criatura verde que sabotea reyes de asfalto.

Hoy todavía caigo de las copas de los árboles y sé que estás ahí para reírte conmigo, para reírte de mí y emprender juntas la libertad plumífera de las aves.

1 comentario:

Unknown dijo...

Pocos nos quedamos ahí
¿Por qué?
Ya no tengo destino próximo.
Un beso a tu entrepierna, Danna.