Felicidad inmediata cada vez que a tu puerta llegaba.
Felicidad, no de mariposas ni demás inventos ilógicos, sí de ver tu sonrisa y sentir los brazos enredándome sin asfixiarme.
"Sin dramas, sin dramas", repetí en tu presencia.
Mas cada gotita de agua que acumula mi garganta se precipitó.
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