Anegación de lo recírproco


No estoy pidiendo los rostros de nadie,
no deseo miradas detenidas sobre los hoyos de mi lengua.
no deseo a mis hoyos haciéndose aún más profundos
como queriendo ser reservorios de tu saliva.

Ya no tengo colores que ofrecerte
porque hoy mi cuerpo es solo objeto,
y es tan áspera tu voz
que raspa y desolla
la mejilla lado de luna que besa.



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