Recreación del desencuentro


He aquí el barro
la sombra de la que estás hecho.
Tu olor, la despedida inconclusa e infinita
tan ínfima como palabras que surcan tu lengua.
Ya dejaste de entender la vida que me otorgan las miradas
y eres ahora planta influorescente.

Iré a llenarte de mi desnudez
caudal torrentoso donde solo tú,
ermitaño ambulante de mis sueños,
te esparces
pólem
que todo destruyes
que creas y quemas

Las letras de tu nombre
el deletreo silencioso cual maldición
majini maligno que respiras coral de mi boca
Tú que todo lo ignoras sabiéndome tuya
que me otorgas tus sueños sin darme vida
que me tocas sin verme
que me ves sin desearme
que te olvidas de mí para añorarte en incendio.

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