Ausentenimalia


Tuviste hambre y te dormiste
y te olvidaste de las ovejas
del campo y del trigo,
de la avena a fuego lento cociéndose
del por qué ahora la alarma,
este reloj punteagudo clavándose
en la carne onírica,
de los ojos nebulosos llenándome
de infinitas galaxias el pecho,
de mi cuerpo celeste de niña,
de este síndrome que
dibujan las manos sobre la guarida del grillo

Tuviste hambre y te dormiste
y te fuiste caminando
colgado en el paso lento de los faroles
y me susurraste desde el profundo mar
la desnudez de las amebas
el relato acuífero del útero contraído
me hablaste de lo infinito
del capullo vacío de la polilla,
de la muerte de la abeja sobre la palma de la noche adversa

Y acá cayeron las estrellas suicidándose
soplando el polvo que habita en el rocío
Y acá cayeron...
primera noche segundo día
la madrugada entera pesante,
un tercer impacto,
un impactado cuadro incandescente
de cometas encendidos


(aún no despierto)



No hay comentarios: