El mar se ha hecho vino, donde habitan quienes no llegaron a venir.
La arena saluda mi insinuaciones de llanto, pero mi corazón ya no se ahoga echado entre las sábanas, se sumerge en el mundo que vive dentro y se cobija entre las amebas de un útero que ha dejado de latir, mas no de sangrar. A veces me tomo algo de mar cuando las gaviotas se arrullan en mi piel, cuando la luna se convierte en leche fresca y yo en cachorro hambriento; para que luego mis retinas escurran el agua bebida al deletrear recuerdos de mis pequeñas vidas, las que se ahogaron en mi llanto, en mi savia blanca podrida y en el deshielo de los icebergs de mis dientes.

2 comentarios:

Fenilalanina dijo...

Necesito llorar a tu lado

cossete dijo...

yo estuve aqui...mmm, tal vez también cuando el mar se hizo vino, pero te aseguro que no me sumergí ni trague una gota de su contenido.

Un saludo del Dr. Cossete.