Mordidas no caducadas y esparcidas.
Un soplo de alquitrán sobre el rostro,
la caravana del pubis emigrando hacia los dedos,
hacia el campo donde las hormigas se adentran,
donde sus caminos expanden rizomas de violáceo deseo.


Las lágrimas también se besan, queridx, los besos se colocan, se anegan dentro de la tina de estas lágrimas brotadas entre ambientes semi-oscuros y cerrados, cortinas corridas, cenizas que colorean la dermis con la ausencia de brillo lunar.

Ahora puedes introducir tu cuerpo junto al mío dentro de estas gotas lacrimales, ahora puedes besar comisuras carmesíes y descarnadas, desvanecerte conmigo en la entrada de las cicatrices que han quedado en nuestros vientres luego de rupturas umbilicales. Las vacilaciones de mi péndulo sin tic tac se hallan en aquel agujero de tu cuerpo. El deseo que se introduce en tu ombligo, el deseo próximo a sentirse cual cordón umbilical, interpenetraciones de sabores, lloviznas de olores, ceguera de contemplaciones visuales, salivazos auditivos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

@_@ joder
me gusto el inicio (lo q v en bastardilla)